sábado, agosto 27, 2005

I shot Chávez

Solo debe haber algo peor que un militar populista, de tintes autoritarios y con un gran desprecio por la libertad de expresión: un fanático religioso de la derecha norteamericana, aliado político de Bush y conductor del programa cristiano El Club 700 (el mismo que pasaban hace varios años en los canales peruanos de bajo presupuesto porque no podían comprar programación que valiera la pena, como los Thundercats o la Serie Rosa). Es decir, solo debe haber un tipo de sujeto más repudiable que esa herencia militarista y dictatorial que representa Chávez en Latinoamérica: el conservadurismo gringo encarnado en un ser despreciable como Pat Robertson, quien hace poco en una emisión de su programa en el Christian Broadcasting Network demandó la urgencia de que alguien asesinara a Chávez. Políticos oficialistas de Venezuela lo acusaron de promover el terrorismo (esa palabra que a estas alturas, desde que la ha vuelto a empuñar la administración Bush, puede significar cualquier cosa: escupir, amar, poner una bomba, fornicar, etc). El gobierno norteamericano calificó las declaraciones de “inapropiadas”, pero se las atribuyó a un ciudadano particular. Luego, Robertson –en un intento fallido por rectificarse- reivindicó sus ideas, lo que le dio a Venezuela la oportunidad de volver a acusar una campaña norteamericana en contra de esta nación “peligrosa”, que tiene dos de las características que excitan a los red necks empresariales y de mentes oblicuas: “revolución” y petróleo. En un artículo de Economist, se explica cómo Hugo Chávez ha usado el gran recurso venezolano –petróleo- para sustentar su delirante ideología bolivariana, y ha comprado el apoyo por parte de otros gobiernos vecinos de izquierda (Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador) y la alianza estrecha con Cuba. (Es más, mientras Robertson le mandaba mala vibra a Chávez, este acababa de emitir desde Cuba “Aló Presidente” –el programa que dirige con su ridículo afán protagónico- acompañado de Fidel Castro). Dos hechos más se suman al contexto de esta anécdota: la atención que ha acaparado Telesur, como canal de televisión regional financiado por los venezolanos para contrarrestar el monopolio de informaciones de las cadenas norteamericanas. Como idea, Telesur parece una reacción muy lógica a la macabra concentración de medios (y propaganda estupidizante) de US. Sin embargo, que la promueva Chávez significa que en vez estúpidos soldaditos convenciéndose de que están defendiendo esa cosa que llaman el american way of life, veremos a otros estúpidos soldaditos que defienden algo que les han contado que se llama “el sueño bolivariano”. Porque, claro, ambos establishments mediáticos propician infinitas apariciones de ambos mandatarios de sueños mesiánicos. El segundo hecho es el viaje-campaña fugaz que hizo Donald Rumsfeld por Latinoamérica, con parada en Paraguay y Perú. Mientras los peruanos esperábamos que el secretario de defensa norteamericano nos dijera algo sobre el TLC (Tratado de Libre Comercio, que podría ser la única manera de hacer viable a un país que… cómo decirlo… no es viable), Rumsfeld nos dijo que Chávez era el cuco: malo, malo, malo. Estrategia que no es nueva en las políticas internacionales de Estados Unidos, que normalmente comienzan con la satanización del líder del “gobierno non grato”.

domingo, agosto 21, 2005

Las guerras que nos entretienen

En la reciente edición de Alternet, James Westcott ha publicado “The Irak War as Entertainment”, un artículo que explora recientes representaciones de la guerra en los medios norteamericanos –ya sean las emisiones de historias cuasi-épicas de la derecha Foxística o la de los activistas, bloggers o cualquier morboso con cámara en mano y afición al gore. Representaciones que lindan con el hiperrealismo y una suerte de documentalismo “sucio”, ante el cual el autor se pregunta si los espectadores atendemos a un evento que busca desensibilizarnos o estamos ante instantes que sumados nos llevarán a la revelación de que hay un guerra, con muertos y todo. Westcott se explaya a partir de la serie Over There, y los documentales Gunner Palace y Occupation: Dreamland. En el camino surge la duda, que va más allá de la guerra, y tiene que ver con el mismo acto de contar y/o mostrar algo que nos cuestiona éticamente: “talking about media representations of Iraq becomes an easy substitute to talking about what the hell to do about Iraq itself”. La misma duda de siempre y que algunos hemos resuelto –por flojera o incapacidad- diciendo que somos las representaciones que consumimos (o que no consumimos). Acaso todos podríamos poner nuestra mano al fuego de que hay una guerra o de que cuando damos un beso francés eso en realidad no tiene nada de francés y solo metemos agitadamente nuestra lengua en una abertura tapizada por tejido húmedo para enfrentar a otro animal que lame y muerde?

martes, agosto 16, 2005

Plata quemada

"La plata es como la droga, lo fundamental es tenerla, saber que está, ir, tocarla, revisar en el ropero, entre la ropa, la bolsa, ver que hay medio kilo, que hay cien mil mangos, quedarse tranquilo. Entonces recién se puede seguir viviendo" Ricardo Piglia

sábado, agosto 13, 2005

CUBA: Hombre peruano y barato

En BBC News hay un artículo sobre las mujeres cubanas que compran esposos como una manera para salir de la isla. Hay de todos los tipos y precios. El novio peruano es el más barato.